Llevan cerca de veinte años mirándome con cara de drama y desconfianza cuando digo que no tengo color favorito; gracias a Cyan eso no volverá a pasar.
Entre los dientes de los enamorados obsesos por la música, consecuencia del quien mucho abarca, poco aprieta, no es dificil encontrar algún "sí, me suenan pero no los he escuchado" y eso es justo lo que le dije a Amara, mi buena compañera de andadas musicales, cuatro días antes del concierto del que me dispongo a hablar.
Tras mi flechazo musical con esta banda de Barcelona y un romance de cuatro maravillosos días en los que me aprendí todas sus letras, fuimos, previo concierto en la sala Malandar, a la presentación del pasado 10 de marzo en FNAC Sevilla de "Historias para no romperse" el último disco de Javi Fernandez, Gorka Dresbaj, Jordi Navarro, Sebastián Limongi y Tony Lara, componentes de Cyan.
Sólo hicieron falta tres de ellos para hacerme sentir mal por aquellos que se perdieran el concierto de esa misma noche. Y para prueba un play:
Puse mi cámara entre las cabezas de dos desconocidos para que lo veas como si estuvieses allí. Me puse en segunda fila pensando en ti, lector. De nada. Nada que ver con que mis amigos no me dejasen poner en primera fila.
Y pitando nos fuimos a la sala Malandar; donde, antes de su concierto, nos esperaba una grata sorpresa llamada Robot.
Robot, aunque hicieron las veces de teloneros, no son nuevos en esto: Puedes escuchar su trabajo en Spotify o en myspace.
Tras un arranque de canto gregoriano para romper el hielo, demostrando que no hay nada que se les resista, estos expertos en mecanismos sonoros y en preguntas de complejo engranaje, nos deleitaron con una hora de buena música y mejor humor. Robot lo componen: Rafa Torres, Jackobson G, Aarón Castillo y Juan G. Acosta (que usa su voz como abstracta batuta para hacer brillar a todo el pop metálico que le acompaña) a quienes veremos en abril en el evento que organiza la facultad de comunicación de Sevilla con motivo de su semana cultural; más información aquí.
Y tras este pequeño affair, salieron a escena Cyan a quienes esperábamos con las orejas limpias, el corazón abierto y las retinas en un balance perfecto de blancos para no perdernos ni un solo matiz de esas letras anti-roturas que te hacen viajar al pasado a enmendar errores sin miedo.
Siento decir que no poseo el setlist, andaba como loca disfrutando de lo que tenía delante y me olvidé por completo de la documentación más allá de lo gráfico. Sinceridad ante todo.
Pero yo, experta desde ya en colores, te digo que no defraudaron. No eché ningún tema en falta y los tenía bien frescos, tan frescos como los saltos de Javi Fernández, a quien no hace falta oír para escucharle cantar; la forma en la que se hace oír, sonando visualmente, va más allá de la pasión que siente por la música que hacen (o eso es lo que transmite con movimientos que, a veces, recuerdan a Ian Curtis en sus buenos tiempos).
Si hubo una sola cosa que reprocharles, egoístamente y como fan despechada, es la falta de biss. Nos quedamos con ganas de la guinda que pusiera punto final a la noche; aunque hay que comprender que están de gira, era tardísimo y su voz quería reservarse para que al día siguiente el publico de Córdoba disfrutase tanto como nosotros, hay que saber cuándo parar.
Después del concierto hablamos un poquito con Javi quien nos mandó un saludo que podrás disfrutar en un podcast venidero, no pudo ser más simpático.
En resumen: Cyan son amor. Un concierto para repetir. Un color para escuchar.
Escúchales y sígueles el rastro en su blog, Spotify, Myspace, Facebook o Twitter. Si te los perdiste en Sevilla, no te preocupes, en abril vuelven al sur, a Cádiz. Perdérselos dos veces es imperdonable.
¿Cómo? ¿Que yo qué? ¡Groupie tu madre!
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